SAINT-EXUPÉRY, ANTOINE DE
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta quetuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo sehabía roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico nipasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era,para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ochodías.La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierrahabitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en mediodel océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, medespertó una extraña vocecita que decía:ùPor favor..., ¡dibújame un cordero!